Related Posts with Thumbnails


sepa
sepa

lunes, 11 de octubre de 2010

ALQUILER COMPARTIDO PARTE#1


ALQUILER COMPARTIDO






Marina es lesbiana. Siempre lo ha sido, desde la adolescencia, eso fue una de las cosas que siempre tuvo claras en la vida. Es una mujer de 35 años, con unas piernas muy largas y bien torneadas, caderas amplias, linda cola, cintura pequeña, busto mediano. Su rostro es engañoso...puede demostrar una seriedad y dureza que su portadora muestra ante el mundo...como puede suavizarse y convertirse en el rostro mas dulce del mundo si algo o alguien la conmueve.

El teléfono la saca de sus pensamientos...preocupada por sostener ese caro apartamento que Iris insistió en rentar cuando se fueron a vivir juntas. Un coquetísimo departamento, cercano a la rambla, con un dormitorio enorme, un buen salón de recibo...en fin encantador y bastante caro. Iris la convenció con el argumento de que pago a medias era un excelente negocio...y lo fue hasta que Iris perdió la cabeza, se enredó en otra relación y se fue. Ante la imposibilidad de sostenerlo Marina había publicado un anuncio en el diario ofreciendo compartir el alquiler. Atendió esperando que fuera alguna interesada.

- Hola.

- ¿Es es el 714 43 30?.

- Sí.

La voz del otro lado del hilo le gustó...respetuosa, con un tono como de chica del interior, suave.

- Llamo por el compartir alquiler....¿cuanto sería el dinero que tendría que aportar?.

- U$S 250, para cubrir alquiler y gastos comunes.

- ¿Podría ver el lugar?.

- Claro....anotá..

Le dio la dirección, algo insegura...no era una cosa muy convencional lo que estaba haciendo, dejando entrar a una completa desconocida a su casa. Luego sonrió...había dejado entrar a Iris en su vida, que creía conocerla y le había destrozado el corazón...así que esto podía no ser tan malo.

Media hora después tocaron el timbre. Abrió y frente a ella se encontró con una chica no muy alta, delgada, con el cabello semi largo, ojos castaños oscuros ocultos detrás de unos anteojos con marco dorado, lo que le daba un aire intelectual. La muchacha sonrió y dijo.

- Soy Lucía...vengo por el aviso.

- Pasa.

Un rato después y dos cafés por medio, Marina sabía que Lucía venía del interior, llevaba unos años en Montevideo, estaba viviendo en un hotel pero no podía terminar de acostumbrarse a eso, antes había vivido en un apartamento cuyos gastos compartía con unas chicas de su misma ciudad. Había terminado su carrera hacía un año y afortunadamente ya tenía empleo en lo suyo, que era la fisioterapia. Apenas llegaba a los 28 años.

Marina le mostró el apartamento, que a Lucía le pareció bien.

- Como ves...solo tenemos un dormitorio. Puedes dormir aquí, o en la sala, eso es como tú prefieras.

- Si no te molesta...me gustaría estar en el dormitorio. Prometo que no te molestaré. Trabajo de 10 a 18 horas, así que no me levanto muy temprano a hacer ruido...

- Ok mujer...entonces...el contrato de este lugar vence en un año. Si te parece bien puedes mudarte en cuanto desees.

- Mañana me mudaré.

- Otra cosa...¿tienes novio?

- Bueno...salgo con alguien - respondió Lucía poniéndose roja.

- Lo digo porque si algún día quieres privacidad conversemos luego sobre el código a usar.

- No...no habrá problemas con eso - respondió Lucía aún mas roja. Marina sonrió levemente...¿era tan inocente o solo lo fingía?. De todos modos le caía muy bien Lucía, tenía el dinero para pagar adelantado...y no quería perder tiempo entrevistando mas personas. Se sintió un poco culpable al despedirla por no haberle dicho que era lesbiana...pero bueno...eso podía espantarla, y ahora realmente necesitaba compartir el alquiler de ese apartamento, sino comenzaría a desfinanciarse.

A la mañana siguiente Lucía se mudó con sus bolsos, libros, fotografías...y Marina conoció a Rogelio, que era el hombre con quién Lucía salía, que por cierto no le cayó nada bien. Era un hombre morocho, ojos verdes, pero la sonrisa...maligna. Y trataba a Lucía con un aire de desprecio, como si le hiciera un gran favor estando con ella. Con el correr de las semanas Marina y Lucía se complementaron bien. Lucía era muy tranquila, así que no alteraba en nada el ritmo de Marina. Conversaban hasta tarde, preparaban las comidas a medias. Marina se acostumbraba a tener a Lucía. Y lo que le inquietaba es que comenzaba a gustarle...en las mañanas muchas veces fingía dormir para espiarla mientras Lucía, pensando que ella dormía, paseaba en ropa interior por la habitación.

2 comentarios:

  1. Jeje, es morbosilla la situación, estar con alguién que no sabe que eres lesbiana y empezar a conquistarla!
    Por fa no te demores mucho en seguirrrrr, por fa por fa!
    Un besote y mis caricias

    ResponderEliminar
  2. Cielo, esto pinta muy bien, como dice caricias, no te demores mucho en seguir, no nos dejes asi, besitos cielo

    Adis

    ResponderEliminar